Del modelo biomecánico...

Como hemos dicho la osteopatía es un concepto que se basa en unos principios. Para llevarlos a la práctica, cada osteópata elige las técnicas que se adaptan al paciente y a su modo de “vivir” este concepto osteopático.

Actualmente es más conocido el modelo biomecánico de la osteopatía. En él, se presenta el cuerpo como un sistema de relaciones biomecánicas de cuya armonía depende la salud del organismo. El terapeuta propone correcciones para las zonas que encuentra con déficit de movilidad (ya sean a nivel osteoarticular, visceral o craneal) mediante dos tipos de técnicas fundamentalmente:

Técnicas estructurales: proponiendo una fuerza externa al cuerpo para favorecer su regularización. Dentro de este grupo están las técnicas manipulativas que suelen ser las más espectaculares y conocidas de la osteopatía, pero también las miotensivas, las de movilización, inhibición...
Técnicas funcionales: utilizando las fuerzas existentes en el interior del cuerpo para corregir las zonas menos móviles. Se lleva el cuerpo en el sentido de la lesión y se espera a que se produzca la corrección.

A partir del descubrimiento de esa potencialidad de reequilibrio que parte del interior, se llega a las percepciones de W.G.Sutherland y al camino del modelo biodinámico.


al modelo biodinámico.

El primero en usar el término biodinámico en la literatura osteopática fue Rollin Becker en los años 1963-1965. En unos artículos sobre el diagnóstico por el tacto incluye los términos energía biodinámica y biocinética. Más tarde deja de usarlos porque decía que alteraba el aprendizaje de los terapeutas y pasó a referirse al potencial inherente del paciente.

Es un término usado también por Erich Blechschmidt, profesor de anatomía y director del Instituto de anatomía de Götingen (Alemania) y de la unidad de biomecánica en el desarrollo del embrión humano. Desarrolló la hipótesis de que los estadios de diferenciación embriológica no son debidos solamente a la acción genética sino también están incitados por una información extragenética; en una interacción constante con las fuerzas que rodean al embrión según un principio universal único. La anatomía descriptiva no puede trasmitirnos la imagen del fenómeno orgánico en su conjunto. Por ello es necesaria una anatomía de la formación que evite considerar los órganos de manera aislada: una anatomía cinética. La descripción de la embriología debe hacerse de manera unificada como procesos de movimiento que afectan al cuerpo entero.

El Dr.James Jealus, osteópata americano discípulo de Rollin Becker, Anne Wales y Ruby Day, reúne estas ideas en su trabajo y observa que las fuerzas generadoras del embrión son idénticas a las regeneradoras del proceso curativo. Hacia el décimo día se forma el disco embrionario y días después la linea primitiva; el disco se transforma en el tubo neural que será nuestro sistema nervioso central. Delante aparece la notocorda que funcionará como una línea media organizadora de todo el desarrollo embriológico.

La línea media es nuestra primera función y, según James Jealus, el Aliento de Vida transporta la impronta esencial de Salud que él denominó Matriz original. El Aliento de Vida se expresa en esa línea, ya que actúa como eje ordenante del cuerpo, formando y remodelando constantemente.


El Neutro

El acceso al potencial inherente de salud pasa, en primer lugar, por el neutro.

Es un punto de equilibrio que abre la puerta al proceso terapéutico, al sistema de autorregulación natural, a los cambios metabólicos. El osteópata será el punto de apoyo necesario para que se manifieste ese neutro y sea lo profundamente necesario en ese momento. El neutro es un punto de equilibrio del sistema nervioso vegetativo que podemos llegar a sentir en el instante antes de dormirnos. A partir del él pueden expresarse con mayor potencial, las fuerzas regeneradoras del cuerpo. La capacidad de autocuración del cuerpo cuando es libre para cambiar como un todo.

Para que se instale, es necesario algo de lo que frecuentemente carecemos en nuestra agitada vida: tranquilidad, aceptar y esperar a que las cosas sucedan.